miércoles, 28 de mayo de 2008

Sin Instrucciones


Hay un amor que nunca se olvida. Pero no porque haya sido el mejor, sino por haber sido el primero.

Todos nos acordamos de esa persona de la cual hablo. De la edad que tenías, de lugares y de momentos compartidos.

Fue esa historia la cual podemos recordar entera, con los más mínimos detalles, a pesar de los años.
En esa historia nos tiramos de cabeza a la pileta con todos nuestros sentimientos, entregándonos por completo a algo nuevo. Y eso estaba excelente, porque ibas descubriendo este juego de amar con esa persona especial (pero no lo sabias)
Los primeros besos, las primeras salidas en pareja, los primeros “te quiero”, los primeros “te amo”, las primeras tomadas de mano, los primeros sentimientos, las primeras sensaciones, las primeras miradas, las primeras cartas, los primeros llamados, los primeros detalles del amor.
Todo era nuevo. Todo. Y eso hizo que lo vivamos con más intensidad y emoción. Si había algo bueno, sentías mariposas en la panza y si había algo malo, era el peor dolor del mundo.

Nos queda tan marcado que es increíble. Creo que nos acordamos más cosas de ese primer amor, que del último o del ante último. Esto de que sea todo nuevo y con tantas ganas de vivirlo, es lo que le dio el sello de memorable.

Pensar que lo único que sabíamos de estar en pareja era de las películas, la Tele o las parejas en la calle. Poco sabíamos, casi nada, va, de hecho no sabíamos nada de nada. Pero claro siempre nuestros amigos “sabían más” y nos aconsejaban. Esas primeras parejitas del colegio donde todo el mundo se metía. Era como tener la serie de TV en el curso.

Pero al mismo tiempo ese primer amor fue el que nos enseño que el amor no es tan fácil (y definitivamente, no es el de las películas)

Descubrimos los primeros celos, las primeras peleas, el primer corte del teléfono, el primer llanto, el primer dolor de panza, el primer insulto, las primeras diferencias, el primer “no me entendes”, el primer “no sos vos, soy yo” el primer “chau” y con él, el primer corte.
Y es el fin del mundo, de verdad crees que es el fin del mundo. Todo se vino abajo. Hablamos con 679 amigos para que nos aconsejen o hasta incluso con nuestros padres. Todo era un gran drama.
Después seguimos, sabemos que no va a ser la última relación pero ya no queremos saber más nada con esto. Hasta que se nos pasa y aprendemos.

Luego salimos con otras personas y aprendemos a no exponer tanto el corazón al principio, a cuidarnos un poco más.


Por eso creo que el primer amor es la persona con la cual jugamos por primera al juego del amor. Pero que al no traer instrucciones, aprendimos a jugar jugando.


(y seguimos aprendiendo a jugarlo)

3 comentarios:

  1. Descubrimos los primeros celos, las primeras peleas, el primer corte del teléfono, el primer llanto, el primer dolor de panza, el primer insulto, las primeras diferencias, el primer “no me entendes”, el primer “no sos vos, soy yo” el primer “chau” y con él, el primer corte.

    Me niego rotundamente a aceptar q sigue esooo!
    la verdad q no quiero ni pensar en eso...

    es lo unico q voy a firmar... x)

    jajaja q andes bien!
    Paz! ºLº

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  2. ay si! y te digo ya ni me akuerdo de mi ex pero mi primer amor aun me congela la sangre!

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  3. no será que lo que hacemos es un desaprendizaje, más que un aprendizaje...?

    Los niños están más cerca que nadie del amor...no calculan, no miden, viven el presente; si se caen, lloran, y luego se olvidan...no andan por ahí contándole a otros lo mucho que les dolió aquella caída de hace tres meses, y cómo eso los marcó para siempre en su elección de jueguetes menos peligrosos...

    Esto es un juego, sí...el tema es, estamos jugando con miedo o con amor...?

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