jueves, 14 de julio de 2011

Etapas

La vida no es otra cosa que el proceso de descubrir quiénes somos. A medida que crecemos, sentimos que cada vez  aprendemos más cosas, y que de a poco, nos vamos dando cuenta de cómo funciona este mundo que nos hace de contexto. A eso llamamos madurar. Sin embargo, madurar, no es otra cosa que el ir descubriendo, y aceptando,  quien queremos ser en nuestra vida.
El mundo nunca cambia, y nunca cambió, lo que cambia es nuestra visión del mismo. Eso hace que nuestro plan de la vida vaya cambiando a medida que crecemos. Vamos luchando contra lo que creíamos, contra lo que nos querían hacer creer, y sobre todo, contra aquellos que intentaron que nuestra vida fuera a su gusto. Por eso madurar, es empezar a asumir el control de nuestra vida. Cada nuevo plan de vida es estar cada vez más cerca de ser libre, de ser uno mismo.
Obviamente este proceso no es fácil, porque entre cada nuevo plan de vida, que nos acerca a ser nosotros mismos, hay una crisis que hace de puente.
Cuando nos damos cuenta de algo, y esto nos genera un aprendizaje importante, nuestra cabeza hace “click” y empieza a germinar la idea de querer cambiar algún aspecto de nuestra vida. Puede ser algo muy radical o un detalle.  Lo importante es que ese “querer cambiar” ya está dentro nuestro. Y a pesar de que algunos no lo quieren ver, el cambio se apodera de nuestra cabeza y empieza a molestarnos para que le prestemos atención. Esto es entrar en crisis.
Los planes de vida son las famosas “etapas de la vida”. Cuando uno dice: “Yo tuve una etapa en mi vida muy difícil.” o “Estoy entrando en una nueva etapa en mi vida y estoy feliz.”
Son las etapas las que describen lo que fue, y es, nuestro proceso de aprendizaje y descubrimiento interno.
Algunas personas tienen pocas etapas y otras muchas. Hay personas que son las mismas que cuando eran niños y otras que viven cambiando rotundamente cada 10 años.
Ahora sí, hablemos de amor. Las parejas son las personas que elegimos para darles nuestro amor porque logran acompañarnos perfectamente en nuestra vida. Un gran compañero, un gran equipo, dos cómplices. Pero entonces ¿por qué terminan las relaciones y comienzan otras?
Como dijimos antes, la vida esta dividida en etapas. Cada una con una diferente visión de lo que queremos para nosotros.  Y ese cambio incluye, muchas veces, a la definición de amor.  
Una nueva etapa puede significar un nuevo amor.
Quizás por eso las personas que mantienen una pareja estable por muchos años, son las que tienen pocas etapas en su vida, pocas crisis; o quizas las vuelven a reeligir en cada nueva etapa, porque se adaptan perfectamnete o por miedo a la soledad. Y las personas que tienen muchas parejas, son las que viven de crisis en crisis, de etapa en etapa, muy diferentes entre sí, y por lo tanto, de amor en amor. Quizás...


miércoles, 11 de mayo de 2011

Las mujeres y el Drama


¿Por qué a las mujeres les gustan los hombres que no las quieren?

Muchas mujeres se enamoran del hombre que no es para ellas. Se enredan en relaciones “complicadas”, o con hombres “complicados”, donde se inventan que viven historias apasionantes de amor a lo Romeo y Julieta.  Pero en verdad, son hombres que simplemente no las quieren y les hacen creer que la relación es “complicada” o que ellos lo son; cuando en verdad el amor es lo más simple que hay. Comienza así una relación “complicada”, solo para la mujer, donde se vive el drama día a día. 
Luego termina pasando lo de siempre: Al pasar un tiempo, ellas mismas se dan cuenta que nunca fueron tenidas en cuenta, que nunca fueron respetadas y que nunca fueron amadas. Y una vez más la frase: “el amor es una mierda” o “los hombres son todos iguales” o el peligroso: “Debo ser yo”.
Estas son relaciones en donde el drama es el único protagonista. No hay dos, es uno y es el drama. Y quizás esto sea justamente lo que, para algunas mujeres, puede ser irresistible: Vivir el drama a flor de piel. En general a las mujeres les fascina el drama, y sobre todo, si este forma parte de sus historias de amor.
Pero hay personas que no pueden concebir una historia de amor sin el drama. Si no es una historia complicada donde haya que “luchar”, es una historia donde todo esta servido, y por lo tanto, no tiene sentido vivirla. Salir con el hombre que le declara su amor con intenciones serias es aburrido.
Por eso eligen vivir estas historias de amor. Pero no lo hacen concientemente, ellas se ven atraías por este concepto y por estos hombres que las invitan a vivir el drama.
Este concepto del amor-drama se ve reflejado en todas las novelas y películas de amor que son pensadas para mujeres.
Muchas veces estas mismas mujeres se quejan de no tener suerte en encontrar un hombre que las quiera. Quizás su miedo sea el de vivir una historia de amor real. El amor complicado las hace protagonistas de su propia novela donde lloran, sufren y todo es un drama (cosa que en el fondo les encanta).
Seguramente el amor real no sea tan “entretenido” como el de una novela o película, pero sin lugar a dudas, es siempre mejor porque es REAL y es de a DOS. Las historias de amor dramático son egoísmo puro de parte de ambos. Del hombre, que solo busca sexo, y de la mujer, que sólo busca drama.


lunes, 9 de mayo de 2011

Pareja de baile

Los enamorados son también una pareja de baile. Dos bailarines, que mediante su original coreografía,  logran esquivar la envidia y los porvenires externos. Dos extraños que se dejan llevar uno al otro al compás de la confianza y dibujan en la pista su paso por este gran baile. Dos cómplices que decidieron resolver el hermoso problema de la vida juntos.

El amor es la pareja que logra bailar en medio de la pista su propia música. 

viernes, 11 de marzo de 2011

Mi bella dentista

Ir al dentista de niño era mi pesadilla. Había pocos motivos que podían convencerme en ir. Quizás un juguete, un alfajor, ir a la plaza y demás sobornos infantiles. Pero hubo una época en que ir al dentista no me costaba en absoluto, no hacía falta ningún motivo, porque el motivo mismo estaba en ir.
Ella era la dentista más hermosa que había visto. Y era mía, era mi dentista. Por primera vez en mi vida me ponía feliz saber que tenía una carie. Esperaba con ansias que ella dijera mi nombre a medio cuerpo asomándose al pasillo, donde aguardaba junto a mi madre.
En general los primeros enamoramientos de un hombre son con su maestra, pero yo me había enamorado de mi dentista. Que mala elección, si quería evitar el sufrimiento…
Ella era joven y rubia. Me daba charla y siempre me regalaba un chupetín cuando terminaba nuestro encuentro. Dulce y delicada. Imposible no enamorarse de mi dentista.
Un día entro a su consultorio y me siento (saltando) en la silla del paciente. Feliz esperando que sus manos rocen mi rostro por accidente al ponerme el babero de dentista. Pero esa tarde fue diferente. Todo empezó cuando sus primeras palabras fueron: “Hoy puede ser que te duela un poco, pero si sos valiente y resistís, tengo un regalo especial para vos”.
Que fuertes palabras para un niño enamorado. Pedirme que fuera valiente fue la prueba de amor que todo caballero debe cometer para conquistas a su amada. Me puso a prueba y no podía fallarle. ¿Qué clase de caballero sería si me quejaba del dolor?
Lloré del dolor. O por lo menos lagrimeaba e intentaba evitar el sufrimiento con movimientos bruscos de mi cabeza. Mi estrategia era evitar que notara mis lagrimas, evitar que se diera cuenta que su caballero no soportaba un simple arreglo de caries.
Increíblemente al terminar me felicitó. Mi estrategia funcionó, pensé. Y, como me había prometido, fue a buscar mi premio.  Abrió el cajón del escritorio, mientras me secaba los restos de lágrimas que quedaban, y  me entregó una medalla que decía: Primer puesto. Más contento no podía estar. Eso significaba que yo era su paciente número uno, el más valiente y el más próximo a poder conquistarla. Era una gran señal. Todo estaba funcionando a la perfección, hasta que se me ocurrió ser curioso.
Mi hermosa dentista dejó el cajón abierto, y no tuve peor idea que espiar. Al asomarme me encuentro con que el mismo estaba lleno de medallas. Agarré una al azar y al girarla decía: Primer puesto. ¿Cómo puede ser, si la medalla del Primer puesto la tengo yo? Pensé. Agarré otra medalla, y al darla vuelta decía: Primer puesto. Todas las medallas eran Primer puesto. Me sentí engañado. Un pobre y triste engañado.
Salí del consultorio con mi medalla colgando. Al llegar a la esquina, y sin decirle nada a mi madre, arrojé la medalla a un tacho de basura. Llegué a mi casa con un sabor amargo a desilusión, desilusión amorosa.

Esa tarde de niño aprendí mucho del amor. Aprendí que el dolor, el engaño y la desilusión son 3 actores, tan principales en toda relación, como el amor mismo. Y que seguramente los volvería a encontrar. Y también aprendí que me tengo que cuidar de las mujeres, cosa que de grande todavía no logré…Quizás por no tener la intención de hacerlo.


viernes, 4 de marzo de 2011

Carta de amor de un distraido

Se ve que no le importó ni un poquito mi reputación. Un completo tarado. Mis chistes pasaron, de ser malos, a ser utilizados como amenaza por otros. Y me olvido todo dentro de la heladera. Un completo tarado.
¿Por qué no me avisó que me había enamorado de usted?  ¿Se divertía?
Y encima me vengo a enterar que todos ya se habían dado cuenta por lo obvio que era. ¡¿Antes que yo?! ¡Qué papelón!
Al final me tocó enterarme último, cuando sin querer,  hoy se me escapó un “Te quiero” hacia usted.

Siempre tarde yo…


Luis Médici


lunes, 7 de febrero de 2011

Amalia y Mariano

Buenos Aires amanece en el año 1977. Amalia, vestida de jumper gris de colegio, que nunca tocaba sus rodillas, y coronada por su vincha “hippie”, que abrazaba su hermoso cabello rubio, se encontraba sentada en el escritorio de su adolescente cuarto.
No estaba sola, auque hubiera preferido otra compañía. Su libro de Historia abarcaba todo su campo visual en busca desafiante de su apreciada atención.
Luchaba por terminar esas páginas, iba por la 359, y no era una buena señal para aprobar el examen.
Su atención empieza a perder terreno en la Historia Argentina, donde las fechas y próceres son protagonistas, y empieza a ganar terreno en un campo más personal y más intimo, el terreno del amor, donde el único protagonista es Mariano.  En aquella página, y con tan solo 17 años, inmortaliza su atención, su pensamiento, su amor hacia él y su anhelo de un romance duradero.
Amalia se había tomado el recreo, entre tantas batallas, para recordar al amor.

La semana pasada, revolviendo viejos libros, me encontré con este ejemplar y con este deseo de amor de esta pequeña Amalia y su enamorado Mariano.
Hoy, 34 años más tarde de aquella mañana, Amalia es mi madre, y casi como si este viejo libro de Historia Argentina cumpliera deseos amorosos, Mariano es mi padre.

El hallazgo de este libro no solo me enseñó los inicios de la Historia Argentina, si no que también, los inicios de la mía.




sábado, 8 de enero de 2011

Top 20 Frases (tercera entrega)


Anteriormente tuvimos la primera la segunda entrega, ahora se viene la tercera.

  1. El amor nace de dos personas que quieren lo mismo, no de una que busca que las dos quieran lo mismo.
  1. Tenemos que confiar siempre en nuestra interpretación y defenderla ante las demás, porque el amor está en la persona que lo interpreta igual que nosotros.
  1. Estamos mal acostumbrados en pretender que el enamoramiento siempre termine en amor.
  1. Te das cuenta que te empieza a gustar ella, cuando te acordás de ella en situaciones que no ameritan que te acuerdes de ella.
  1. Es increíble como un detalle puede definir una relación. Una frase, o una actitud, puede lograr que dos personas se enamoren o que corten su relación amorosa.
  1. Cuando nos ponemos a contar cuantas veces nos reímos en el día para saber cuan felices somos, nos damos cuenta que perdimos la cuenta. Porque ya no necesitamos contar las risas, solo necesitamos contar con ella.
  1. Es muy interesante como el enamorado transforma dichos y actitudes normales, en significados extremadamente rebuscados y alejados de la realidad, con tal de verlos como señales amorosas.
  1. Cómo puedo pretender que sepas cuanto te extraño, si cuando te extraño es cuando no estás.
  1. Quizás el amor sea solo la manifestación artística que representa la idea del mismo
  1. El dolor va a ser directamente proporcional a la cantidad de amor que se tiene por esa persona.
  1. Llegará ese día en que  mis obras se desintegren, se pierdan o se vendan en un mercado de pulgas al mejor postor. Y  recién ahí dejaré  de existir realmente, como antes de haber nacido. Llegará un momento en donde mis propios descendientes no sabrán de mi existencia y mi nombre no cobrará sentido alguno. Mientras tanto intentaré que mis fotos tengan, en un futuro, un motivo para que un bisnieto crea, que detrás de aquel extraño, haya una historia que contar.
  1. ¿Cómo puedo escribir sobre tu recuerdo, si todavía no te he olvidado?
  1. Atrevida usted que osa en ocupar la mayor parte de mi cabeza, apoderarse del significado de la palabra belleza y cambiar, porque sí, mis días de pena.
  1. Mar de algodón que nos proporciona la tela de nuestros disfraces de piel y de ser, para que solo podamos jugar a ser nosotros mismos.
  1. El cortarle a alguien debe ser el último gesto de amor con la pareja.
  1. No deberíamos sentir miedo de lo que nos puede hacer el amor a nosotros, ya que es el amor el que debería tener miedo de lo que le podemos hacer nosotros a él.
  1. Solo hay amor cuando dos personas viven felices su relación, su encuentro. Solo ahí está el amor, en todo lo demás, no lo está.
  1. Me di cuenta que su primera foto no fue conmigo, sino con su espejo, porque la primera hermosa imagen que usted creo fue su propio reflejo.
  1. Nos encanta escuchar de un tercero lo que ella opina sobre nosotros. Es algo así como “escuchar la verdad” de lo que piensa sobre nosotros. Quizás nos dijo lo mismo, pero no es lo mismo que lo diga un tercero. Enterarte de que te quiere por otra persona, hace que ese “te quiere” suene más sincero y real.
  1. El enamoramiento es una construcción individual, casi narcisista. No requiere de dos personas para que exista y tenga sentido, con una basta y sobra.

    jueves, 6 de enero de 2011

    El tiempo vencido por el Amor, la Esperanza y la belleza.


    El Tiempo superado por el Amor, la Esperanza y la Belleza -Simon Vouet. 1627

    Su imagen representa el señor tiempo (Saturno) siendo atacado por el amor (los amorcillos), la esperanza (Elpis), y la belleza (Venus). Elementos primordiales que interactúan en el amor.
    El tiempo se ve atacado, prácticamente vencido, pero sin intención de rendirse fácilmente, sobre un suelo duro. Lleva con él un reloj de arena y una hoz, símbolos clásicos del paso del tiempo. Su mirada es desafiante ante sus atacantes.
    La belleza nunca vio con buenos ojos al tiempo. A medida que pasan los años, la vejez se apodera de nuestro físico y nuestra bella juventud se va con el tiempo. Por ese motivo Venus, que se ubica a la derecha del cuadro, con una mano lo agarra de los pelos y con la otra lo amenaza con una lanza. Está cubierta de perlas y prácticamente desnuda, símbolos de belleza y pureza.
    Sobre el margen izquierdo se encuentra la esperanza, que tampoco deja de aprovechar semejante oportunidad.
    La esperanza es depositar un deseo a manos del tiempo y otros factores. Pero si el tiempo se acaba, la esperanza se acaba con él.
    Un detalle interesante es que la esperanza posee un ancla, con la cual amenaza a Saturno, siendo el símbolo más adecuado para representar a la misma. Lanzar el ancla al mar donde solo queda esperar (esperanza) para que logre tocar fondo y sentirnos a salvo del oleaje. Siempre se deposita la esperanza en un ancla.
    Y finalmente, el amor no podía faltar en tal ajuste de cuentas.
    En algún momento todos conocimos a un gran amor en el momento menos indicado, ya sea de su vida o de la nuestra. Un mal momento que no permitió que esa historia se desarrollara plenamente. O diferencias de edad que pueden llevar a situaciones de no entendimiento. Son frases como: “si nos hubiéramos conocido antes” o “si tuviéramos la misma edad, viviendo una misma etapa”.
    El tiempo puede jugarle una mala pasada al amor y por eso los amorcillos, o puttos, le arrancan las plumas de sus alas y hasta le muerden.

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