Cuando nos gusta alguien tendemos a interpretar lo que dice de una manera muy diferente a lo que seria una interpretación normal.
Sus dichos no tienen el mismo significado para nosotros, que si lo hubiera dicho otra persona. El nivel de interpretación puede tomar niveles insospechados, hasta el punto de cambiar su significado original por uno totalmente rebuscado. Todo con tal de verlos como señales hacia nosotros.
Si vemos llegar a esta persona a una reunión, y saluda a todos de manera normal pero a nosotros nos saluda con nuestro nombre, en algún lugar de nuestra cabeza lo vemos como una señal de que no se olvido de nosotros. Y quizás simplemente se acordó nuestro nombre en ese momento.
O si al despedirnos nos dice “Chau, hablamos…”, en algún lugar de nuestra cabeza creemos que puede ser una señal para que sigamos hablando literalmente. Ya estás pensando en llamar o en esperar que te llame. Y quizás fue una manera de decir “chau” y nada más.
Y lo mismo pasa al revés. Muchas veces creemos que le estamos enviando señales a la persona que nos gusta, pero en verdad son actitudes normales a las cuales nosotros le pusimos un significado rebuscado. Y luego creemos que le mandamos una gran señal cuando vino a pedir fuego y fuimos nosotros quien le dimos.
Es muy interesante como el enamorado transforma dichos y actitudes normales, en significados extremadamente rebuscados y alejados de la realidad, con tal de verlos como señales amorosas.
Sus dichos no tienen el mismo significado para nosotros, que si lo hubiera dicho otra persona. El nivel de interpretación puede tomar niveles insospechados, hasta el punto de cambiar su significado original por uno totalmente rebuscado. Todo con tal de verlos como señales hacia nosotros.
Si vemos llegar a esta persona a una reunión, y saluda a todos de manera normal pero a nosotros nos saluda con nuestro nombre, en algún lugar de nuestra cabeza lo vemos como una señal de que no se olvido de nosotros. Y quizás simplemente se acordó nuestro nombre en ese momento.
O si al despedirnos nos dice “Chau, hablamos…”, en algún lugar de nuestra cabeza creemos que puede ser una señal para que sigamos hablando literalmente. Ya estás pensando en llamar o en esperar que te llame. Y quizás fue una manera de decir “chau” y nada más.
Y lo mismo pasa al revés. Muchas veces creemos que le estamos enviando señales a la persona que nos gusta, pero en verdad son actitudes normales a las cuales nosotros le pusimos un significado rebuscado. Y luego creemos que le mandamos una gran señal cuando vino a pedir fuego y fuimos nosotros quien le dimos.
Es muy interesante como el enamorado transforma dichos y actitudes normales, en significados extremadamente rebuscados y alejados de la realidad, con tal de verlos como señales amorosas.