martes, 27 de octubre de 2009

Hombre celoso absurdo

Todos los hombres son más celosos estando en pareja. Pero no solo por el simple hecho de que tienen a alguien por quien estar celosos, sino porque estando en pareja ven más de cerca lo que es el mundo social-sexual de la mujer. Y terminan notando lo diferente que es con el suyo.

Muchas veces los celos en el hombre llegan cuando este empieza a notar que varios hombres se quieren acostar con su pareja.
Empiezan a notar que ese amigo se hace muy el simpático, que ese compañero de trabajo le mira los pechos, se enteran que el diariero no le cobra el diario los domingos y que el vecino la invito a tomar algo sabiendo que está con alguien. Y de repente…todos se quieren acostar con su mujer. Todos. Y ahí empieza la pequeña paranoia. Ahí nace el celo absurdo y sin motivo.

La preocupación inunda el sentido común de los hombres, y en algunos casos, hasta llegan a acusar a su pareja de provocar a estos hombres.
Algo raro está pasando y no logran saber como manejar la situación. Pero se olvidan de algo, se olvidan que el mundo de las mujeres es muy diferente al de ellos. Y se olvidan que las mujeres poseen una oferta sexual muchísimo mayor a la de ellos. Y que eso es algo normal.

El hombre muchas veces se olvida que a las mujeres las miran y les dicen cosas sexuales desde que son niñas. Que las invitan a salir siempre, estén solteras, de novias, casadas o sean lesbianas. Se olvidan que la mujer aprendió a convivir con esta oferta sexual desde edades en las cuales él ni pensaba en sexo.



Por eso para ellas es normal tener que lidiar con una amplia oferta sexual. Y lo hacen todo el tiempo, en cualquier lugar, en cualquier circunstancia y con cualquier postulante. Son expertas en el tema.

Están acostumbradas a subirse a un taxi y que el tachero las invite a tomar un café, o que alguien las siga en la calle, o que un amigo se les declare, o que un compañero de facultad insista todo el tiempo o que una docena de tipos les hable en un bar. Ellas están acostumbradas a que cualquiera las quiera llevar a la cama, pero eso no significa que lo hagan con cualquiera. Se que suena obvio, pero hay muchos hombres celosos que no lo ven.

Porque para los hombres ese mundo donde la oferta sexual viene sola no existe. El hombre no está acostumbrado a que las mujeres se le acerquen o le insinúen. Porque por más fachero que sea un hombre, no logra ni la mitad de propuestas que una mujer normal puede lograr en una noche. El hombre no esta acostumbrado a tener propuestas sexuales sin buscarlas. Es él el que se acerca a conquistar a una mujer. El hombre está acostumbrado a que la oferta sexual llegue porque él la busco. Por eso al hombre celoso absurdo le cuesta entender que a su pareja le lleguen propuestas solas. El hombre celoso absurdo cree que ella las provocó.
Aquí hay una clave, el hombre celoso absurdo no logra entender que a una mujer se le acerquen hombres sin que ella no haya hecho nada. Y también tiene miedo de que a su pareja se le haga difícil no tentarse ante tanta oferta sexual, pero porque en verdad, es al hombre al que se le haría difícil no tentarse ante tanta oferta sexual, no a la mujer.

El motivo de los celos absurdos en el hombre, es pensar que su mujer piensa sexualmente como él, o sea como un hombre. Y por eso cree que podría hacer lo que cualquier hombre seguramente haría en su situación. Pero una mujer piensa sexualmente como una mujer, y descifrar eso ya es otro tema.


Los celos absurdos, sin motivos, son los celos por el solo hecho de ser del sexo opuesto y todavía no entenderlo. Otra vez cometemos el error de intentar descifrar las leyes del sexo opuesto, usando las leyes del nuestro.

viernes, 23 de octubre de 2009

La responsabilidad de que se te enamoren


Estamos acostumbrados a pensar que con el amor se lidia solo cuando este nos hace daño. Que las situaciones difíciles en el amor están solamente ligadas a cuando el otro no nos quiere o el otro nos deja. Situaciones en donde uno, lamentablemente, termina siendo la victima de un amor no correspondido.
Pero también existe la situación complicada del otro lado. Cuando no nos toca ser las victimas, sino los victimarios del amor. Y sin querer buscarlo, los sentimientos de una persona terminan en nuestras manos. Y esa también es una gran responsabilidad.

A todos en algún momento nos tocó tener que lidiar con el amor porque esa persona se enamoró de nosotros y nosotros no.

Pero sin lugar a dudas la situación más difícil es cuando estamos saliendo con esa persona, la estamos conociendo y se enamora de nosotros. ¿Será que se enamoró de mí antes que yo de ella, y por lo tanto debería esperar más? ¿O si no me enamoré ahora es porque no es para mí? Típicas preguntas que nos hacemos en esa situación.



¿Qué hacemos? Porque hay como ciertas “normas” que tendríamos que cumplir. Como por ejemplo, si estuviéramos del lado de la victima, sabemos que no tenemos que verla más, pero de ahí a poder cumplirlo es otra historia. Y lo mismo pasa de este lado, sabemos que tenemos que decirle que no nos pasa lo mismo y que lo mejor sería no vernos más. Pero hay veces que nos gusta esa persona, hay algo que nos une y queremos seguir viéndola. Y un dilema aparece con responsabilidad incluida.

Otra de las peores cosas que nos brinda esta situación de ser los victimarios del amor y estar del otro lado, es que nos damos cuenta que la otra persona que nos gustaba tanto y que no nos dio bola, pensaba de nosotros lo mismo que nosotros ahora de la que gusta de nosotros y nosotros ni bola. ¡Golpe bajo si los habrá!

Por eso no hay gente mala o buena en el amor. Hay victimas y victimarios en historias no correspondidas. Por eso no me gusta cuando la gente se refiere a sus ex´s como “Monstruo”, “Diablo”, “Difunto”, “La innombrable”, "La puta esa". Porque seguramente alguien en algún lugar del mundo nos llama a nosotros de la misma manera y no creo que nos sintamos felizmente identificados.

Lidiar con un amor no correspondido es difícil para ambos lados. Obviamente en casos donde haya respeto y afecto de parte de los dos. Pero siempre es difícil para ambos lados, no solo para el lado de la victima.

Y por último, también entiendo que es feo no lograr enamorarse de la persona que “parece” se merece nuestro amor.

Pero no nos olvidemos que uno no puede elegir de quien enamorarse. Porque nuestro corazón no es de quien se lo merece, sino de quien le pertenece.



martes, 13 de octubre de 2009

Espejito, espejito

Toda cita es un encuentro que se inunda de charlas, risas y reflexiones entre dos personas que se están conociendo.
Pero siempre aparece un momento en donde necesitamos analizar el encuentro nosotros solos. Y como no da aislarse mentalmente en medio de una conversación de a dos, ese momento nos lo brinda el baño del lugar.

El baño no solo nos permite la intimidad con nuestras necesidades físicas, sino que también la intimidad con nuestra cabeza. Cuando llegamos a él nos relajamos de tal manera, que se transforma en el lugar y en el momento ideal, para analizar el encuentro.

En el baño tomas la verdadera conclusión de si te gusta o no. En el medio de la cita lo venís tanteando, pero es en el baño donde estando solo y frente al espejo, te mirás y decís: “Sí, me gusta. Estoy hasta las manos” o “No, no me gusta. ¿Qué hago acá? ¡Me quiero ir ya! ”.

En el baño también juntamos fuerzas para animarnos. ¿Cuántos besos nacieron en las fuerzas que juntó aquel chico en aquel baño de aquel bar? Como también cuántas relaciones terminaron después de que uno de los dos juntó fuerzas en aquel baño de ese café para poder volver a la mesa y decir que ya no es lo mismo que antes.



Es nuestra gran sala de ensayos ante preguntas o propuestas que queremos hacer pero nos cuesta llevarlas a cabo. Las repetimos y las decimos una y otra vez frente al espejo, o mientras hacemos pis, para ver cómo suenan. Y así podemos elegir la mejor manera de hacer esa pregunta para que nos brinde un “Sí” de respuesta o elegir aquella excusa que suene más creíble…

Tendría que haber un baño exclusivo para eso. Un baño sin inodoros, ni mingitorios. Solo un gran pasillo para poder caminar con grandes espejos para poder hablar solo y una pala para juntar fuerzas. Y así en cada lugar estaría el baño de hombres, de mujeres y el baño para tomar fuerzas y decisiones. De esa manera no habría tanta cola en las baños comunes.

Si habremos tomado decisiones amorosas en los baños de los restaurantes, bares, cafés, boliches, casas. Si habremos juntado fuerzas para robar un beso o para terminar una relación. Si habremos actuado maneras de decir las cosas frente a un espejo mal iluminado y con graffitis en la pared. Si habremos sido nosotros mismos en cada baño donde nos miramos al espejo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Reconquista

Todas nuestras historias de amor quedarán siempre en nuestra memoria. Esos grandes enamoramientos que nos marcaron desde nuestra infancia hasta la fecha.
Pero los que más nos marcarán serán esos enamoramientos en donde nuestro corazón salió herido, esas historias en donde nos dejaron.

Todos sufrimos el tener que enfrentar el “ya no me quiere más”. Todos sentimos que hubiéramos dado lo que sea para que nos vuelva a querer. Pero no nos quedó otra que asumir nuestra perdida. Tuvimos que “olvidar” y “seguir adelante”.

Pero ningún amor se olvida, porque ese deseo reprimido de querer reconquistarlo, seguirá intacto para siempre y es lo que marcará a nuestros próximos enamoramientos.

Todas las futuras personas de las cuales nos vayamos a enamorar tendrán alguna que otra característica de alguna persona que nos rompió el corazón en el pasado. Y tratar de conquistarla será también una especie de revancha para saldar viejas deudas.



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