jueves, 24 de septiembre de 2009

Te salvás del ridículo

Cuando nos enamoramos volvemos a ser niños en algún aspecto. Tengas la edad que tengas, al enamorarte, volvés a “revivir” ciertas situaciones clásicas de niños. Algunas te hacen quedar muy tierno y otras muy ridículo. Por ejemplo:

-Correr por los parques escondiéndose en los árboles:

Clásico juego de niños que los enamorados lo llevan a cabo al mejor estilo película de Palito Ortega y Violeta Rivas.
Lo peor es cuando estas viviendo esa situación y ves que la chica “te pega” para que la sigas, y vos pensás “¿Tengo que correrla, de verdad tengo que correrla? Dios…” Y entonces haces que la corres, fingís que no la ves, cuando es obvio que está detrás de ese árbol porque se esta asomando! Hello! Te veo! Y bue…así un rato, jugás a que sos Palito Ortega mientras corriendo pensás “No puedo creer que estoy haciendo esto, espero que nadie me conozca en esta plaza” Hasta que el cigarrillo, la cerveza, la panza, la edad, la vergüenza de que la gente te vea y el miedo a que la policía te lleve preso por pensar que estas perseguir niños, a lo Michael Jackson, o porque robaste alguna cartera, te dicen “Ubicate campeón, no sos más un niño”. Y entonces le decís entre espasmos “¿Y si vamos a tomar un café mejor?”
Es algo que nunca voy a terminan de entender por qué lo hacen. Debería haber una ley que lo prohíba y una especie de “Guardia Urbana del amor”. Así a los que se persiguen en las plazas con más de 30 años les digan: “Pshh! Están quedando como dos idiotas, hay niños, por favor. Circulen”.



-Hablar como niños:

Admitámoslo, todos hablamos como nenes chiquitos en algún momento con nuestra pareja. Obviamente lo hacemos en la intimidad porque las gastadas de nuestros amigos serían eternas. Lo usamos para pedir, reclamar o simplemente para hablar de manera “tierna”.
También en esos momentos pensamos: “No puedo creer que yo este haciendo esta voz” o lo peor, pensar: “No puedo creer que ella este haciendo esa voz”.
Pero eso no es lo peor. Lo peor es cuando esa intimidad se escapa. Cuando de repente tu pareja te dice delante de tus amigos: “Pichi”. Listo, tu vida social será un antes y un después. En ese momento sabes que te esperan años de gastadas. Y que de ahora en más serás “Pichi” para tus amigos y también para los amigos de tus amigos, porque cuando hablen de vos, y no te reconozcan por tu nombre, tu amigo dirá: “Mi amigo ese…Pichi!” y el otro dirá: “Ah! ahora sí se quien es”.

Pero no nos damos cuenta que actuamos como ridículos, porque en verdad el enamorado nunca lo es.
Eso es lo bueno del amor, porque solo estando enamorado te salvás del ridículo en estas situaciones (y en varias más).

Es como que el enamorado tiene cierta inmunidad diplomática ante situaciones ridículas.

martes, 22 de septiembre de 2009

Pasión Gitana

Hay una maldición gitana que reza así: “Ojalá te enamores...”

Hay culturas que ven al enamoramiento como una desgracia.
Cuando quieren insultar a alguien y desearle el peor de los males le gritan: “Ojalá te enamores” y le echan la peor de las maldiciones.
Razones tienen para ver al enamoramiento como tal cosa, porque la mayoría de las veces no es correspondido, haciéndonos sufrir demasiado. Y también porque existe la posibilidad de que uno pueda enamorarse de cualquiera, hasta de una persona psicópata que nos maltrate.
A esas desgracias se refieren los gitanos, cuando le echan una maldición a alguien, deseándole que se enamore.

Y de verdad algo de razón tienen. Es tan grato, como peligroso, enamorarse.

Todos sufrimos alguna vez de esta maldición gitana, pero sin la necesidad de que alguien que nos la haya echado. ¿Quién no se enamoro de un amor no correspondido?
Todos nos hicimos la famosa pregunta “¿Cómo hago para desenamorarme de esa persona que no me corresponde?”, “¿Cómo hago para olvidarme de ella o de él?”

Y creo que lamentablemente la única manera que tenemos para desenamorarnos de una persona, es habiendo salido con ella. Porque solo esa intimidad de a dos, que se logra en la pareja, es la única manera que tenemos de poder conocer a alguien, a tal punto, que exista la posibilidad de enamóranos cada vez más, como de desenamorarnos por completo.



Nos enamoramos de una imagen de una persona, de un deseo, de una hermosa ilusión, de una necesidad personal. Pero solo estando en pareja podremos descubrir, cuanto de verdad, y cuanto de ilusión, tenía nuestro enamoramiento inicial.
Si nunca logramos formar pareja con esa persona, siempre seguimos enamoramos de ella en algún punto. Porque por más que nos engañemos diciendo que en verdad no era para nosotros o que realmente entendamos que simplemente no se dio, igual seguiremos estando enamorados de ella, porque estará sin concretar esa ilusión.
Y además no podemos desenamorarnos por el solo hecho de que no sea correspondido. Eso quisiéramos todos, pero a ese proyecto de ley, cupido ni lo ojeó todavía.

Por eso si realmente queremos desenamorarnos de alguien, tenemos que lograr salir con esa persona. Así conoceremos realmente lo que sería esa relación. Y tendremos la única chance de que la mayoría de las cosas que vayamos conociendo no nos cierren, y solo así poder irnos desencantando, solo así nos irnos desenamorando.

Porque nos podemos enamoramos de la persona que todavía no conocemos, pero solo nos podemos desenamorar de la que ya conocemos.

Y si no logramos salir con nuestra enamorada/o, si no logramos conocerla en intimidad, entonces seguiremos enamorados. Por eso la verdadera solución ante el amor no correspondido, no es la de olvidar a esa persona (cosa imposibles si las hay) sino algo más fácil, convivir con ese enamoramiento. Buscar la manera de ubicar ese enamoramiento en nuestra cabeza, en algún lugar que sirva y que no bloquee a los demás espacios de nuestra vida, incluyendo al del amor.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Una aguja en un pajar


A ver, una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. Una cosa es querer, otra amar y otra estar enamorado.

Ninguna depende de ninguna. Todas se pueden dar solas, o de a dos al mismo tiempo. Pero ninguna agrupa a otra. Son sentimientos independientes entre sí.

Ejemplos:

-Podemos querer sin amar y sin estar enamorado:

Es el sentimiento de afecto más recurrente. Porque conocemos a una persona, nos cae bien, es buena persona, y es difícil no quererla en poco tiempo.
Yo quiero muchísimo a mis amigos y amigas. Disfruto compartir el tiempo y charlas con ellos, pero no estoy enamorado de ellos.
Y en el amor no es muy diferente. Podemos querer mucho a una persona, disfrutar de su compañía, charlas y cama. Pero algo nos falta, y sentimos que no estamos enamorados (o que no “logramos” enamorarnos) Y se termina.
Es algo que seguramente todos hemos pasado. De hecho la mayoría de las relaciones mas frecuentes en corto plazo son estas.

-Podemos estar enamorados, pero sin querer o amar:

Yo soy en enamorado de los Beatles. Pero no lo amo a Paul McCartney o a Richard Starkey, porque no soy gay y porque no los conozco. Pero sí me enamora lo que ellos representan como músicos y como iconos.
También estoy enamorado de Buenos Aires, pero no la puedo amar porque es una ciudad. Si yo fuera una ciudad, sin lugar a dudas, le echaría todos los galgos a la Reina del Plata. Pero soy humano y no puedo.
Y en el amor también podemos enamorarnos de una persona y no poder, o no querer, hacer nada al respecto. Quizás algo nos decía que no iba a resultar, o que era mejor así. Y preferimos seguir disfrutando del solo hecho de estar enamorados, sin avanzar para llegar a querer o amar. Porque sentimos que era realmente lo mejor, que no hacia falta avanzar más, que disfrutábamos de eso. Algunos lo llaman amor platónico.

-Podemos amar sin estar enamorados:

Yo amo a mi familia. Amo a mis padres y a mis hermanas. Pero no estoy enamorado de mi Papá. Y lo mismo puede pasar con algunos pocos amigos.
Y en el amor no hay mucha diferencia. Muchas personas terminan amando a su pareja como si fuera un amigo o un integrante más de una familia. Y eso sucede porque dejaron de estar enamorados.
Pero como la siguen amando, creen que por lo tanto siguen enamorados y continúan la relación de pareja. Sin saber que son dos cosas totalmente diferentes.
Luego la tentación de seducir a otras personas les empieza a comer la cabeza. Esto genera una gran confusión ya que no entienden porque son infieles si realmente aman a su pareja. Y es que nadie duda que no la sigan amando, pero ya no como pareja, sino como a una gran amiga o acompañante, porque el enamoramiento se fue.


Por lo tanto el estado ideal, al cual todos apuntamos, sería poder amar estando enamorados para siempre de nuestra pareja, y que a su vez, nuestra pareja nos pueda amar estando enamorada de nosotros para siempre.


Sí, lo sé…una aguja en un pajar.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Busquemos redefinirlo

Es interesante cuando nos escuchamos afirmar que queremos estar de novios, casarnos o tener hijos, estando todavía solteros.
¿Cómo pueden nacer las ganas de querer estar con alguien, o de formar una familia con alguien, si todavía no tenemos a ese alguien?
Como si en nuestra cabeza supiéramos el tipo de relación y de familia que vamos a tener y luego es sólo buscar una persona que se adapte a nuestra ilusión. 
El amor es sorpresa. Y el significado de estar en pareja, de novio, casado o tener hijos, deben nacer de esa persona, no antes.
En general al hombre las ganas de estar de novio, o de formar una familia, no le nacen estando soltero. De ahí el famoso mito que los hombres le escapan al compromiso. Otra gran mentira, porque a ellos si les nacen esas ganas de comprometerse, pero recién cuando están enamorados, no antes. En cambio las mujeres, en general, planean y desean estar de novias, o formar una familia, aún estando solteras.



Tampoco entiendo a las personas, que al contrario, afirman que no quieren estar de novias ni casarse. Exponen argumentos de lo difícil que es la vida en pareja, de la rutina, de que ya no hay más espacios para uno mismo y demás. Y cometen el error de creer que el estar de novio o casarse es lo mismo para todos. Se basan en un concepto que construyeron viendo a las demás parejas, o a sus amigos quejándose de la convivencia, o de sus propias malas experiencias. Argumentan que lo que ellos esperan del amor no descansa en el noviazgo o en el casamiento.
Aquí esta el error que comentemos: Cuando creemos que el concepto de lo que es estar de novio, o casado, es el mismo para todos y que siempre se repite.
Por lo tanto, para los que quieren estar de novios estando solteros, al creer que esto del amor es lo mismo para todos, que todos lo vivimos de la misma manera, solo buscan a alguien que lo quiera vivir con ellos. Como si el amor fuera ir a un recital de una banda que a todos nos gusta, pero solo venden entradas de a dos.
Y para los que descreen del noviazgo, también cometen el mismo error de creer que es lo mismo para todos.
Nos olvidamos que no existe un único concepto universal de lo que es estar de novios o casados. Que hay conceptos del noviazgo, como personas en el mundo.
Que cada persona es única, y por lo tanto cada historia de amor es única. Por eso dejemos de creer que nuestras malas experiencias son la única manera que tenemos de ver al futuro amor.
Todos los días nacen nuevos conceptos de lo que es el amor. Nacen por cada pareja que se enamora. Ambos crean una única e irrepetible manera de ver el amor. Crean el amor según ellos y solo ellos la entienden. Y crean una única e irrepetible manera de lo que para ellos es estar de novios.
Por eso es gracioso que haya gente que anhele estar de novio o evite estarlo, si es algo que se crea en cada relación. No existe antes.
Las verdaderas ganas de querer estar de novio o casado, nacen cuando ambos se ven obligados a redefinir al amor juntos. Porque lo que ahora sienten no corresponde a ningúna definición ya conocida.

martes, 8 de septiembre de 2009

Carta de Buenos Aires a una española


Estoy enojado con usted. En el problema que me ha metido. Y usted, que poca cuenta se da, sólo camina por mi ser sin saber que cada vez me duelen más sus pasos.

Pero no me duelen por su peso en sí, sino porque son el eco de saber que no los tendré más. Porque mientras usted duerme yo me pregunto: ¿Qué será de mí cuando sus pasos no me pesen más? ¿Qué será de mí cuando no la tenga más?

Hasta Don Quijote me convenció de que su belleza era real, admitiendo que las demás, eran solo una ilusión de él.

Toda España anhela su retorno. Y escuché, que si es necesario, rescatándola de mis fríos brazos del sur, la harán retornar de donde Buenos Aires la ha secuestrado.

¡Pero yo no la secuestré, usted me secuestró a mí! Yo estaba tranquilo hasta que su acento me distrajo y me enamoré de su andar.

Pero prometo que ya no estaré más enojado con usted. Entiendo el anhelo y el error de España por haberla dejado salir. Y hasta prometo que no sufriré por el eco de sus pasos, desde ahora, me alegraré de saber que alguna vez sus pasos hicieron eco en mí. 


Luis Médici 
Foto: Luis Médici

viernes, 4 de septiembre de 2009

Nos conformamos con 3 meses

“…El enamoramiento dura los primeros 3 meses, donde los protagonistas mutan, de seres normales, a dos bobos lindos que no se les quita la sonrisa de la cara y que se extrañan a segundos de haberse separado.
Pasados estos meses de enamoramiento, la pareja pasa a una etapa más seria, más real, y donde se empieza realmente a construir una relación. Dejando el enamoramiento solo para el principio…”

Otro espantoso mito del amor.

Es peligrosísimo creer que es normal que el enamoramiento dure solo unos meses en una relación. Es peligrosísimo.
¿Sólo unos meses? ¿Y después? ¿Después viene la parte “seria”? ¿No podemos seguir siendo dos tontos enamorados y construir una relación seria?

Creer que este mito es verdad es lo que lleva a que la mayoría de las parejas no funcionen y terminen cayendo, entre otras cosas, en la infidelidad. Porque creen que es normal, que llegado un punto en la relación, no se sientan tan enamorados como el principio. Y en verdad no es algo normal no sentirse tan enamorado como el principio, sino un síntoma de desamor. Que puede pasar y que es normal que pasé en muchas relaciones. Pero el error está en continuar con la pareja, en preferir una relación en vez de un amor. Por eso pueden caer en la infidelidad. Porque las parejas pueden ser infieles, pero los enamorados nunca.


¿Cómo podemos pensar que en solo 3 meses ya nos quedemos con algo menos y que lo veamos como algo tan normal? Y encima, no es que perdimos una birome, perdimos el sentirnos enamorados por el otro. Y en vez de asumir nuestro desamor, porque el amor dura lo que dura, pensamos que es normal, que así debe ser y continuamos la relación con nuestra pareja, pero solo con nuestra pareja, porque nuestra amada dejó de serlo hace rato.

La mayoría de las personas sufren este mito. Son parejas que quizás sí se sintieron enamoradas en algún momento, pero luego asumieron que no sentirse tan enamorados como al principio era normal y continuaron. Y también hay personas que son concientes de que dejaron de estar enamoradas de su pareja, pero más allá de creer que si es normal o no, muchas prefieren la comodidad de una relación estable a quedarse sola y volver a enamorarse.

Yo creo que uno siempre, siempre, siempre tiene que sentirse enamorado como en el principio. Y la idea es que luego, a medida que la relación avanza, se vayan sumando más cosas a ese enamoramiento inicial. Que se sumen cosas más serias, otras más reales, que se sumen problemas, diferencias, dificultades, que se sumen soluciones para poder resolverlas, que se sume una casa, que se sumen hijos, que se sumen más cosas a ese enamoramiento inicial, pero nunca menos. Nunca menos…

La prioridad queda en cada uno. Algunos preferirán asegurarse una relación estable y duradera y otros preferiremos asegurarnos siempre estar enamorados.
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