Cuando nos enamoramos volvemos a ser niños en algún aspecto. Tengas la edad que tengas, al enamorarte, volvés a “revivir” ciertas situaciones clásicas de niños. Algunas te hacen quedar muy tierno y otras muy ridículo. Por ejemplo:
-Correr por los parques escondiéndose en los árboles:
Clásico juego de niños que los enamorados lo llevan a cabo al mejor estilo película de Palito Ortega y Violeta Rivas.
Lo peor es cuando estas viviendo esa situación y ves que la chica “te pega” para que la sigas, y vos pensás “¿Tengo que correrla, de verdad tengo que correrla? Dios…” Y entonces haces que la corres, fingís que no la ves, cuando es obvio que está detrás de ese árbol porque se esta asomando! Hello! Te veo! Y bue…así un rato, jugás a que sos Palito Ortega mientras corriendo pensás “No puedo creer que estoy haciendo esto, espero que nadie me conozca en esta plaza” Hasta que el cigarrillo, la cerveza, la panza, la edad, la vergüenza de que la gente te vea y el miedo a que la policía te lleve preso por pensar que estas perseguir niños, a lo Michael Jackson, o porque robaste alguna cartera, te dicen “Ubicate campeón, no sos más un niño”. Y entonces le decís entre espasmos “¿Y si vamos a tomar un café mejor?”
Es algo que nunca voy a terminan de entender por qué lo hacen. Debería haber una ley que lo prohíba y una especie de “Guardia Urbana del amor”. Así a los que se persiguen en las plazas con más de 30 años les digan: “Pshh! Están quedando como dos idiotas, hay niños, por favor. Circulen”.
-Correr por los parques escondiéndose en los árboles:
Clásico juego de niños que los enamorados lo llevan a cabo al mejor estilo película de Palito Ortega y Violeta Rivas.
Lo peor es cuando estas viviendo esa situación y ves que la chica “te pega” para que la sigas, y vos pensás “¿Tengo que correrla, de verdad tengo que correrla? Dios…” Y entonces haces que la corres, fingís que no la ves, cuando es obvio que está detrás de ese árbol porque se esta asomando! Hello! Te veo! Y bue…así un rato, jugás a que sos Palito Ortega mientras corriendo pensás “No puedo creer que estoy haciendo esto, espero que nadie me conozca en esta plaza” Hasta que el cigarrillo, la cerveza, la panza, la edad, la vergüenza de que la gente te vea y el miedo a que la policía te lleve preso por pensar que estas perseguir niños, a lo Michael Jackson, o porque robaste alguna cartera, te dicen “Ubicate campeón, no sos más un niño”. Y entonces le decís entre espasmos “¿Y si vamos a tomar un café mejor?”
Es algo que nunca voy a terminan de entender por qué lo hacen. Debería haber una ley que lo prohíba y una especie de “Guardia Urbana del amor”. Así a los que se persiguen en las plazas con más de 30 años les digan: “Pshh! Están quedando como dos idiotas, hay niños, por favor. Circulen”.
-Hablar como niños:
Admitámoslo, todos hablamos como nenes chiquitos en algún momento con nuestra pareja. Obviamente lo hacemos en la intimidad porque las gastadas de nuestros amigos serían eternas. Lo usamos para pedir, reclamar o simplemente para hablar de manera “tierna”.
También en esos momentos pensamos: “No puedo creer que yo este haciendo esta voz” o lo peor, pensar: “No puedo creer que ella este haciendo esa voz”.
Pero eso no es lo peor. Lo peor es cuando esa intimidad se escapa. Cuando de repente tu pareja te dice delante de tus amigos: “Pichi”. Listo, tu vida social será un antes y un después. En ese momento sabes que te esperan años de gastadas. Y que de ahora en más serás “Pichi” para tus amigos y también para los amigos de tus amigos, porque cuando hablen de vos, y no te reconozcan por tu nombre, tu amigo dirá: “Mi amigo ese…Pichi!” y el otro dirá: “Ah! ahora sí se quien es”.
Pero no nos damos cuenta que actuamos como ridículos, porque en verdad el enamorado nunca lo es.
Eso es lo bueno del amor, porque solo estando enamorado te salvás del ridículo en estas situaciones (y en varias más).
Es como que el enamorado tiene cierta inmunidad diplomática ante situaciones ridículas.