lunes, 7 de febrero de 2011

Amalia y Mariano

Buenos Aires amanece en el año 1977. Amalia, vestida de jumper gris de colegio, que nunca tocaba sus rodillas, y coronada por su vincha “hippie”, que abrazaba su hermoso cabello rubio, se encontraba sentada en el escritorio de su adolescente cuarto.
No estaba sola, auque hubiera preferido otra compañía. Su libro de Historia abarcaba todo su campo visual en busca desafiante de su apreciada atención.
Luchaba por terminar esas páginas, iba por la 359, y no era una buena señal para aprobar el examen.
Su atención empieza a perder terreno en la Historia Argentina, donde las fechas y próceres son protagonistas, y empieza a ganar terreno en un campo más personal y más intimo, el terreno del amor, donde el único protagonista es Mariano.  En aquella página, y con tan solo 17 años, inmortaliza su atención, su pensamiento, su amor hacia él y su anhelo de un romance duradero.
Amalia se había tomado el recreo, entre tantas batallas, para recordar al amor.

La semana pasada, revolviendo viejos libros, me encontré con este ejemplar y con este deseo de amor de esta pequeña Amalia y su enamorado Mariano.
Hoy, 34 años más tarde de aquella mañana, Amalia es mi madre, y casi como si este viejo libro de Historia Argentina cumpliera deseos amorosos, Mariano es mi padre.

El hallazgo de este libro no solo me enseñó los inicios de la Historia Argentina, si no que también, los inicios de la mía.




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