Sos aquel
planeta sin conocer donde nace la vida; aquel planeta virgen del prejuicio
humano. Sos esa constelación de estrellas que a ningún hombre se le ocurrió unir;
aquel signo del zodíaco, que luego inventaremos, para poder predecir que mi
destino depende de tus besos. Sos esa nebulosa, donde las estrellas nacen y te
adoran; aquella estrella fugaz, que en una fracción de segundo, inventó mi deseo.
Verte fue encontrarme con toda la vía láctea, la misma noche que me cansé de
perderme.
Luis Médici