jueves, 16 de diciembre de 2010

“Tengo miedo a enamorarme”


Existe en el amor un factor por el cual seguramente todos hemos pasado y muchos nos lo han planteado: El miedo a enamorarnos por temor a terminar heridos.
El miedo a sufrir por amor es un planteo clásico, y muy interesante, en temas del amor romántico.
Para empezar, si lo leemos solo, no es un planteo que tenga sentido, porque nadie le puede tener miedo, o rechazo, al amor o al enamorase. Todos concordamos que el amor es lo único que nos salva de este mundo. Por lo tanto el planteo debe tener arraigado malas experiencias en el amor, o mejor dicho, malas experiencias en relaciones. Entonces como segundo paso, saquemos al amor de lado y hablemos de relaciones entre personas.
El amor no tiene la culpa de que uno haya vivido malas relaciones. Son las parejas, las personas las que nos dejaron un amargo gusto, una mala relación, una mala experiencia. 
El amor es siempre una buena experiencia entre dos personas. Solo hay amor cuando dos personas viven felices su relación, su encuentro. Solo ahí está el amor, en todo lo demás, no lo está. Por lo tanto las malas relaciones o malas experiencias, no entran en la categoría de amor verdadero.
Hay relaciones que empiezan siendo de amor correspondido y verdadero, pero luego terminan mal y con la etiqueta de malas experiencias, donde le echamos nuevamente la culpa al amor del sufrimiento que nos quedó al final de la misma.
En estos casos es donde no supimos asumir, o no supimos querer ver, que el amor se fue de la relación antes de que quisiéramos terminar con la misma.
Nos cuesta aceptar que el amor tiene vida propia y que llega a nuestras vidas de la misma manera en que se va: cuando quiere y sin avisar. Creemos que nos estamos enamorando de alguien, cuando en verdad el amor llegó hace rato y creemos que la relación debe terminar, cuando el amor ya se fue hace rato.
Nos cuesta asumir que el amor tiene también sus tiempos y que no podemos manejarlos como más nos gustaría. Por eso siempre sentimos que vamos atrasados a él. Esto tiene como consecuencia no terminar la relación cuando debe terminar, o sea, cuando el amor se va. Estiramos el mal momento, quizás pensando que el amor va a volver, y la relación entra en la etapa de “no amor”.
Esta etapa es peligrosa ya que la relación se transforma en una pareja de dos seres extraños que supuestamente deben estar juntos. Al no haber amor, y al ser dos extraños, perfectamente pueden terminar lastimándose. Solo en esta etapa de “no amor” es en la cual uno puede salir herido.
Por eso todas las relaciones deben terminan en la etapa de amor. El cortarle a alguien, debe ser el último gesto de amor con la pareja. Siempre en la etapa final de amor, evitando entrar en la etapa de dos extraños que se pueden lastimar.
Otro ejemplo puede ser el de relaciones donde en verdad nunca existió el amor verdadero, ni fueron correspondidas. Por lo tanto son personas que siempre terminan heridas en todas sus relaciones, y esta es una de sus frases de cabecera.
Son personas de autoestima bajo que buscan este tipo de relaciones donde no haya compromiso alguno de parte del otro porque inconcientemente creen que no se merecen alguien que las respete y las quiera de verdad.  Su autoestima bajo les indica que no se merecen lo mejor en el amor y por eso solo buscan relaciones que hagan eco en su baja autoestima. Por lo tanto siempre sufren. Por lo tanto viven repitiendo esta frase, ya que para ellas enamorarse es siempre de alguien que no las quiera.

No deberíamos sentir miedo de lo que nos puede hacer el amor a nosotros, ya que es el amor el que debería tener miedo de lo que le podemos hacer nosotros a él.



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