miércoles, 8 de septiembre de 2010

Última foto

El domingo pasado hubo una reunión familiar en la casa de mis abuelos. En un principio era el plan digno de un domingo familiar común y corriente, pero este cambió cuando me enteré que el propósito del encuentro, era ver unas diapositivas familiares.

Al llegar tíos, abuelos, padres y hermanos ya estaban sentados en sus lugares esperando para ver las fotos, como en el cine uno espera por la película. Sillas no quedaban, pero un almohadón me sirvió para poder sentarme cómodamente en el suelo duro.

El abuelo, casi como el líder de la manada, decidió que era momento de ver las fotos y apagó las luces. Reinó un silencio casi absoluto, que solo se rompía con detalles que solo él aportaba.
Las fotos hablaban de su vida. Eran fotos que nadie había visto antes. Eran historias que nadie había escuchado antes. Eran lugares que nadie había visto antes. Eran personas que nadie había conocido antes. Era su vida contada por él y sus fotos. Sus casas, sus amigos, sus novias, sus aventuras, sus anécdotas…su vida.
Pero una foto tuvo más protagonismo que otras. La foto era de dos jóvenes en traje de baño abrazados sobre la orilla del rió Paraná. Mi hermana preguntó: -¿Quién ese muchacho que te acompaña abuelo?” -“Ese era Robertito…” murmuró el abuelo, y solo nos quedo esperar para que nos cuente quien era. “Ese hombre fue mi gran amigo” agregó, para luego rematar con: “y me salvó la vida a cambio de la suya”. No sé cuanto tiempo nos quedamos callados, pero el silencio dominó el momento, que de a poco, se fue vistiendo de emoción con alguna que otra lágrima, que todos tratábamos de disimular.
Mi abuelo y Robertito nadaban en el rió Paraná para disfrutar del nado y para sorprender a las muchachas. Era muy común que los jóvenes demuestren su hombría con peligrosas pruebas de nado en el traicionero río. Pero una tarde lo peligroso se torno protagonista, y ante una demostración, mi abuelo se atoró con algunas algas y no pudo mantenerse a flote. Robertitio, que competía contra él, nadó para ayudarlo. Mi abuelo regresó a la orilla apenas respirando, Robertito no.

Esa diapositiva, que llevaba ya varios minutos puesta, fue de ese mismo día.
Es notable como una persona sigue viva en una foto, y como mi abuelo lo sacó de la misma para que todos supiéramos, que ese extraño que nadie conocía, era casi parte de la familia.
Pero lo que me dejó pensando fue cuando mi abuelo dijo: “Esa es la única foto que existe de él”. 
¿Y si esa foto no existiera, mi abuelo nos hubiera contado de él? ¿Mi hermana hubiera tenido una excusa para preguntar sobre aquel extraño?
Me quedó la sensación de que el día que esa foto desaparezca, también desaparecerá el recuerdo de que existió un Robertito.

Volviendo a mi casa pensé en mí. Llegué a la conclusión de que llegará el día en que esa última foto, en la que permanezca inmortalizado mi ser, desaparezca. Y ya ningún familiar curioso tendrá un pretexto para que me hagan volver.
También llegará ese día en que  mis obras se desintegren, se pierdan o se vendan en un mercado de pulgas al mejor postor. Y  recién ahí dejaré  de existir realmente, como antes de haber nacido. Llegará un momento en donde mis propios descendientes no sabrán de mi existencia y mi nombre no cobrará sentido alguno.
Mientras tanto intentaré que mis fotos tengan, en un futuro, un motivo para que un bisnieto crea, que detrás de aquel extraño, haya una historia que contar.


10 comentarios:

  1. Pero qué bonita historia, conmovedora y muy real...nunca desaparecemos del todo, como pudiste comprobar algo queda en un lugar o en otro, en una persona o en otra que te hace revivir una y otra vez...así que no te preocupes que algo de ti va a quedar, una obra, un hijo, un nieto, unas palabras...una fotografía...

    besossss

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  2. Me conmovió este relato, tanto como cuando pude tener en mis manos fotos de mi abuelo y qué el ya no esté para preguntarle quienes eran los que lo acompañaban...

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  3. Trascender, es una de las grandes inquietudes del hombre...

    De todos modos, considero que usted ya ha dejado huella, sin dudas!

    Saludos!
    Geo.

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  4. Me hizo llorar por segunda vez.
    Ud es un artista, lo sabe?
    Un dia ud. morirá. Nunca lo hará su obra.

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  5. Se me ha puesto la piel de gallina.
    Que relato mi querido.
    Las fotos inmortalizan momentos.
    Los vuelves reales.
    Atrapan una porción de tiempo...
    Son un documento.
    Pruebas.

    Aquello que es escrito con luz, nunca muere.

    Hasta mañana

    =)

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  6. Esto también me pareció magistral. Y me extrañan los escasos comentarios.

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  7. Huellas, uno deja huellas a veces de forma ligera y a veces, como esta vez, con toda nuestra humanidad; después de eso la muerte es un detalle.

    Dos cosas me encantaron, primero el sentido de unión familiar: qué excelente!

    Y tu reflexión de al final -que es por la que vine desde frasesrobadas-, simplemente sublime.

    saluos!!

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  8. Entonces será cuestión de hacer cosas que nos hagan permaneer en el anecdotario familiar la mayor cantidd de tiempo posible.

    Besos

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  9. Yo creo que la gente, después de mucho tiempo de muerta, cuando no hay fotos, cosas, ni nadie vivo que pueda reconocer su nombre simplemente se une a la humanidad continúa que todos terminamos siendo. Ya sabe?

    Terminamos siendo solo la imaginación de las personas del futuro en el concepto que vayan a tener de nuestra época.

    Así como los criollos, todos fueron los mismos. Los de la edad media, los mayas, simplemente así. Es la forma en que todos en comunidad trascendemos a la historia.

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  10. Yo creo que la gente, después de mucho tiempo de muerta, cuando no hay fotos, cosas, ni nadie vivo que pueda reconocer su nombre simplemente se une a la humanidad continúa que todos terminamos siendo. Ya sabe?

    Terminamos siendo solo la imaginación de las personas del futuro en el concepto que vayan a tener de nuestra época.

    Así como los criollos, todos fueron los mismos. Los de la edad media, los mayas, simplemente así. Es la forma en que todos en comunidad trascendemos a la historia.

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