La gran estafa

A medida que fuimos creciendo, fuimos descreyendo cada vez más del amor (y esto es normal). Desde nuestro primer amor (donde nada podía salir mal) hasta la fecha, aprendimos que en este asunto de las relaciones entre hombres y mujeres, no todo era tan fácil como nos imaginábamos en nuestra inocente joven cabeza.

Eso nos llevo a tener varias desilusiones.

Pero la culpa no es nuestra.

Desde pequeños nos vendieron la idea del amor como un gran producto final. Algo fácil de encontrar, sin conflictos y para toda la vida.

Esos cuentos infantiles donde al final comían perdices y vivían juntos para siempre, esas películas románticas donde todas tiene un final feliz, esas canciones de amor, novelas y demás.
Estos productos formaron, en nuestras cabezas de niños, un concepto de lo que es y debería ser el amor.

Pero luego a medida que empezamos a salir, notamos la enorme diferencia y eso nos lleva a desilusionarnos y sufrir porque al no alcanzar ese final feliz de toda película, creemos que la culpa podría ser nuestra.

El amor no tiene que ser si o si para toda la vida, no todas las historias tienen que teñirse de brillantina hollywoodense ni terminar con ese objetivo de final feliz que nos venden en las películas.

No existe el concepto del amor. Los medios y el mercado inventaron el suyo para poder vender. Nosotros entendimos que lo redescubrimos en cada relación que tenemos, con cada pareja (y que es mejor que el de las películas). Así que dejemos de desilusionarnos y de echaros la culpa a nosotros mismos si nuestras historias no son como las de Holywood.


No compremos el concepto de amor…descubrámoslo solos.

No dejemos que nos sigan estafando.