lunes, 21 de junio de 2010

Señal amorosa

Cuando nos gusta alguien tendemos a interpretar lo que dice de una manera muy diferente a lo que seria una interpretación normal.
Sus dichos no tienen el mismo significado para nosotros, que si lo hubiera dicho otra persona. El nivel de interpretación puede tomar niveles insospechados, hasta el punto de cambiar su significado original por uno totalmente rebuscado. Todo con tal de verlos como señales hacia nosotros.

Si vemos llegar a esta persona a una reunión, y saluda a todos de manera normal pero a nosotros nos saluda con nuestro nombre, en algún lugar de nuestra cabeza lo vemos como una señal de que no se olvido de nosotros. Y quizás simplemente se acordó nuestro nombre en ese momento.
O si al despedirnos nos dice “Chau, hablamos…”, en algún lugar de nuestra cabeza creemos que puede ser una señal para que sigamos hablando literalmente. Ya estás pensando en llamar o en esperar que te llame. Y quizás fue una manera de decir “chau” y nada más.

Y lo mismo pasa al revés. Muchas veces creemos que le estamos enviando señales a la persona que nos gusta, pero en verdad son actitudes normales a las cuales nosotros le pusimos un significado rebuscado. Y luego creemos que le mandamos una gran señal cuando vino a pedir fuego y fuimos nosotros quien le dimos.

Es muy interesante como el enamorado transforma dichos y actitudes normales, en significados extremadamente rebuscados y alejados de la realidad, con tal de verlos como señales amorosas.


miércoles, 9 de junio de 2010

El enamoramiento como construcción individual


Estamos mal acostumbrados en pretender que el enamoramiento siempre termine en amor.
Cada vez que nos enamoramos creemos que tiene que ser amor, por todo esto lindo que nos hace sentir esta persona que nos gusta tanto.

El enamorado supone, que si siente todo esto lindo por alguien, es porque es la persona ideal para él. Por lo tanto cree que es amor. Y como el amor es de a dos, entonces esta persona tiene que ser su pareja. Derrepente el enamorado tiene un objetivo: Lograr que esta persona sea su pareja.
Aquí es donde el enamorado comete el error: Querer involucrar al otro en su proceso de enamoramiento. Porque el amor sí es de a dos, pero el enamoramiento es de uno. Y no hay que involucrar a la fuerza al otro.

El enamoramiento es una construcción individual. Casi narcisista. No requiere de dos personas para que exista y tenga sentido, con una basta y sobra. El enamoramiento cumple su objetivo cuando el enamorado es feliz pensando en la otra persona, independientemente si sale con ella o no.
Es un extraño que despierta lindos sentimientos en uno. Logra que nos sintamos bien. Pero no solo por eso tiene que ser nuestra pareja ideal. Aquí nace el lado egoísta del enamorado, cuando pretende que al otro le pase lo mismo. Y se enoja con el amor cuando no sucede. Pero el amor no tiene nada que ver, porque es enamoramiento.
El enamorado se enamorado siempre solo. El enamoramiento no requiere de dos personas para ser verdadero.

En cambio, el amor, sí requiere de dos personas para ser verdadero. La pareja es una construcción de dos, no de uno. Aquí está la diferenta.

Por eso es un error pretender, que cada vez que nos enamoramos, busquemos de cualquier manera que esa persona sea nuestra pareja. Porque una cosa es estar enamorado de alguien (construcción de uno) y otra cosa es poder amar y ser la pareja de alguien (construcción de dos).

El amor nace de dos personas que quieren lo mismo, no de una que busca que las dos quieran lo mismo.
Obviamente, enamoramiento y amor van de la mano. El amor entre dos personas puede nacer de un enamoramiento. Es como tendría que ser. El problema que planteamos acá, es que lo pretendemos siempre.

Por lo tanto, cuando nos enamoramos, en verdad queremos salir con esa persona para saber si puede llegar a ser amor. Es la ilusión que tenemos. Seria genial para uno que esta persona, que ya tiene condiciones para que nos enamoremos de ella, también tenga condiciones para que sea nuestra pareja.

Foto: Annette Pehrsson



domingo, 6 de junio de 2010

150

Empecé este blog porque tenía 2 o 3 detalles del amor que quería escribir, pero nunca me imagine que podían llegar a 150.
Siempre me preguntan por qué escribo de amor, y contesto porque es un gran tema para analizar y discutir. Creo que hay pocos temas que nos atrapen tanto en esta vida. Pero seguramente también, era para saber que me pasaba a mí con el amor en mis 28 años de vida.
Sé que uno siempre escribe para uno mismo, pero el poder compartirlo con otras personas fue lo mágico de esta experiencia.
Siento que justo con estos 150 post de amor, termina una etapa para mí y comienza otra.
Realmente siento que mi vida cambió. Lo que aprendí de mi mismo fue increíble, lo que aprendí del amor fue increíble y lo que aprendí de ustedes fue lo mejor.

Gracias

Luis

jueves, 3 de junio de 2010

"El objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo"

"…el objeto (la persona de la cual nos enamoramos) es tratado como el yo propio, y por tanto en el enamoramiento afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista. Y aun en muchas formas de la elección amorosa salta a la vista que el objeto sirve para sustituir un ideal del yo propio, no alcanzado. Se ama en virtud de perfecciones a que se ha aspirado para el yo propio y que ahora a uno le gustaría procurarse, para satisfacer su narcisismo. (…) Si la sobrestimación sexual y el enamoramiento aumentan, el yo resigna cada vez más todo reclamo, se vuelve más modesto, al par que el objeto se hace más grandioso y valioso; al final llega a poseer todo el amor de sí mismo del yo, y la consecuencia natural es el autosacrificio de este. (…) todo lo que el objeto hace y pide es justo e intachable. La conciencia moral no se aplica a nada de lo que acontece en favor del objeto; en la ceguera del amor, uno se convierte en criminal sin remordimientos. La situación puede resumirse cabalmente en una fórmula: El objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo."


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