viernes, 19 de junio de 2009

Ventanas

Cuando conocemos a una persona, y nos termina gustando esa misma noche o reunión, es porque una característica suya nos llamó la atención.

Quizás esa característica sea su belleza, su elegancia, su profesión, su inteligencia, su logro económico, su humor, su madurez, su ternura, su simpleza, su locura, su creatividad y muchas más.

Es esa la característica, que tomamos y que transformamos en arma de seducción, la que nos hace querer acercarnos a esa persona para seducirla.



Todas las personas que lograron entrar a nuestra vida amorosa lo hicieron por alguna ventana de seducción. Algunas entraron por la ventana de la belleza, otras por la ventana de la inteligencia y así.

Lo difícil no es que logren entran, si no que logren quedarse.

Logran quedarse las personas que demuestran que son más que esa característica de seducción por la cual entraron.

Cuando “La mina más linda del boliche” deja de ser eso y logra ser Cristina, se quedó. Cuando “El mejor guitarrista” deja de ser eso y logra ser Eduardo, también logró quedarse.


Nos enamoramos de la persona que logra opacar su arma de seducción con su persona.

Foto: Luis Médici
 

jueves, 18 de junio de 2009

A veces prefiero saber menos

Vivimos quejamos de que no logramos entender al amor. De que en vez de que cada vez sepamos más, cada vez terminamos sabiendo menos.
Muchos se desviven por descífralo, porque creen que de esa manera, no sufrirán más desamores.
Tal vez tengan razón, pero yo prefiero seguir sin saber todo sobre el amor, porque creo que esa es la última chance que tengo para que alguien me sorprenda y así volverme a enamorar.


Luis Médici

Foto: Luis Médici

miércoles, 10 de junio de 2009

Convivencia

¿Cuánto de verdad y cuánto de “creer que es verdad” hay en el amor?


El amor es como un gran caldo donde la realidad, la verdad, la mentira y la fantasía se entrelazan para darle el sabor ideal al enamoramiento.

Todos sabemos que hay mucho de ideales, fantasías, cuentos de Disney, doncellas y príncipes azules en el amor. Y al mismo tiempo hay realidad, hay un sentimiento verdadero y hermoso que nos traspasa más que cualquier cosa en este mundo. Ambos conviven y ambos son necesarios para sentirse enamorado. Por momentos gobierna uno y por momentos el otro.
El tema es saber en que situaciones debe dominar cada uno, y lo más importante, tratar que no se mezclen.

Por ejemplo:

Si tu pareja, a la cual queres mucho pero se conocen hace poco, te dice cosas como: “Tendría 45 hijos con vos” o “Yo me caso mañana con vos” Uno no se asusta porque sabe que es una fantasía o ficción parte del enamoramiento. Pero si tu pareja te dice “Mataría por vos” y luego sale en crónica porque mato a 5 personas al grito de “¡Los mate por vos Romina!”…preocupate, porque la fantasía se torno en realidad. Se confundió la parte real del amor con la de fantasía.

O también puede ser al revés, una situación donde no aceptemos la parte real y la transformamos en una de fantasía. Por ejemplo cuando nuestro amor ya no es más correspondido y preferimos auto engañarnos y creer que esas excusas de porque no puede vernos son reales. Y lo más triste es que lo hacemos para seguir sintiendo que estamos enamorados. Porque estar enamorado nos hace sentir bien.
Muchas veces preferimos cambiar el botón a fantasía cuando la realidad nos duele. Sin darnos mucha cuenta, claro.



Es importante saber que el amor es ambas cosas. Que no es solo fantasía, donde el amor es para toda la vida y donde solo hay una persona para cada uno. Y tampoco creer que es solo realidad donde importa el dinero, la belleza, la cultura, el que dirán y donde todo tiene sentido y esta perfectamente armado y pensado.


El amor es realidad y es fantasía. Pero la fantasía no puede ser nunca la realidad, ni la realidad la fantasía. Ambas están, conviven, pero no se tienen que mezclar.


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