viernes, 30 de abril de 2010

Que tenga sentido

Cuando hacemos algo que no tienen sentido para nosotros, luego nos quedamos con una sensación de vacío. Como si eso no hubiera pasado, como si no tendría que haber pasado o como si fuera lo mismo que haya pasado o no.
Y es esta misma sensación de vacío la que nos inunda cuando tenemos sexo con la persona equivocada.
No hace falta que solo tengamos sexo con aquella persona con la cual nos vayamos a casar y tener hijos, solo hace falta que tenga sentido hacerlo.


sábado, 24 de abril de 2010

El humor y el Amor

Seguramente la mayoría coincidimos en que el sentido del humor es uno de los principales requisitos que debe poseer nuestra pareja. ¿Pero por qué?

¿Por qué sentimos que el simple hecho de que esa persona nos haga reír, hace que este más cerca de nuestro enamoramiento de la que no nos hace reír?

¿Qué tiene que ver el humor con el amor?

Admiramos a esa persona que nos hace reír, porque ante todo, no es tarea fácil que nos hagan reír. Existe una admiración hacia su inteligencia y creatividad. Pero hay algo más.
La risa nos hace bien físicamente y espiritualmente. Es un pico de felicidad. De hecho, es felicidad pura, porque la felicidad solo existe en picos, no es un estado prolongado, son momentos. Y la risa es uno de esos.

Alguien dijo que para saber cuán feliz éramos, teníamos que contar la cantidad de veces que nos reímos por día.

Y que lindo es, cuando al ponemos a contar, nos damos cuenta que perdimos la cuenta. Porque ya no necesitamos contar las risas, sólo necesitamos contar con ella.


miércoles, 14 de abril de 2010

¡Pido!


Aquella tarde al mediodía me fui a comer un sándwich a la plaza para matar mi hambre en el horario de almuerzo.
Entre columpios, toboganes y arena, se encontraba un grupo de niños jugando a las escondidas. Corrían, reían en su mundo natural y sin ningún mal. Y eso me lleno de bien estar.
De repente, uno de esos chicos me empezó a sonar muy familiar. Su color de pelo, su corte taza, su suéter rojo. Ese chico me hacia acordar a mí cuando tenía 4 años.
Comencé a recordar mi infancia, mis juegos, mis juguetes. Esa vida sin responsabilidades donde el odio, la traición y la maldad no existían. Y me puse a pensar qué le diría a ese nene si fuera yo. ¿Qué consejo me daría a mí mismo de chiquito? ¿Qué le diría acerca de mi futuro? Seguramente que tenga cuidado con cierta gente, con ciertos trabajos, con ciertas mujeres, con ciertas decisiones apresuradas o con ciertas “amistades”. Que el mundo no era un lugar tan hermoso como lo cree un niño y que la vida de adulto está plagada de injusticias. Lo alertaría, lo aconsejaría.
En un momento este chico, mientras seguía jugando a las escondidas, me mira y me saluda detrás de un árbol. Yo le devuelvo el saludo, pero por hacerlo, delato su escondite. Es descubierto por su compañero al grito de: “¡Pido para Luis!”
¡Se llamaba igual que yo! ¡Qué casualidad! No sólo era igualito a mí sino que se llamaba de la misma manera. Entonces fue cuando lo miré fijo y se me cayó el sándwich por la mitad. ¡Ese chico era yo!  ¡Era yo con 4 años!
No sabía qué hacer. Era el momento ideal para aprovechar y realizar mi deseo de alertarlo del mundo de los adultos. No lo dudé más, me paré y salí corriendo hacia él.
Me senté en el arenero lo más cerca que pude, y sin mediar mucha confianza, comencé a hablarle de la vida de adulto que le esperaba. Poca atención me regalaba, pero no iba a desperdiciar la oportunidad de darle todas las ventajas para que no sufra tanto como yo sufrí. Tenía que lograr que pudiera acordarse de mis consejos; y que acepte aquel trabajo del cual se arrepentirá de no hacerlo; que renuncie rápidamente de aquel otro que tanto stress le va a traer; que administre mejor el dinero; que gaste más dinero; que no se enamore de aquella mujer que le terminará rompiendo el corazón; que le pida que no se vaya al amor de su vida; que le dijera más “te quiero” a sus padres y hermanos;  que no sea tan  mezquino con los abrazos; que no pierda tanto tiempo en animarse a hacer las cosas que lo hacen feliz y cosas por el estilo.
Pero llegado un momento, me di cuenta que estaba hablando sin parar, y que lo estaba haciendo solo. El plan no estaba funcionando como lo había deseado, y la frustración me estaba saludando desde lejos.
¡Pero claro! Si le estaba llenando de consejos de adultos a un niño. ¿Cómo iba a pretender que fuera a entender o interesar mis palabras? Entonces callé resignado y me quedé mirando la arena sin moverme; cuando después de un largo silencio, él niño habló por primera vez, me miró y me dijo: “¿Querés jugar?”
Jugamos toda esa tarde. No volví al trabajo, me olvidé; como me había olvidado lo que era correr sin ningún motivo más que el de sentir el viento en la cara; como me había olvidado de no sentir miedo al trepar un árbol; como me había olvidado lo que era no tener vergüenza y no depender del qué dirán; como me había olvidado de reír y reír jugando; como me había olvidado lo que era ser niño…Como me había olvidado de ser yo mismo.
Pensar que era yo el que lo tenía que salvar del futuro con los problemas del adulto, pero terminó siendo él, el que me terminó salvando de mi presente con los placeres del niño.
En un momento desapareció y nunca más lo volví a ver. Nunca le pude decir que yo sabía quién era él, pero estoy seguro de que él sí sabía quién era yo, porque mi vida cambió a partir de aquella tarde.


miércoles, 7 de abril de 2010

La voz interior

Siempre tratamos de buscar la manera de saber la verdad en el amor. De estar un paso más adelante para no llevarnos sorpresas feas.
Nos agarramos de actitudes y palabras para usarlas de prueba en el juicio de los verdaderos sentimientos. No queremos que nos tomen por tontos, y también queremos saber realmente que sentimos por el otro. Porque hay veces que nos entran dudas.

Nos llenamos de preguntas como:
“¿Si no me llamó, es porque en verdad no me quiere ver?”
“¿Si me dijo que no podía verme, es que en verdad no me extraña?”
“¿Si no me respondió los mensajes, es que me esta evitando?”


Y la respuesta a todas esas preguntas que nos hacemos, de ese estilo, se responder con un: “¿Y vos que sentís?”.
Si una persona te extraña, lo sabes. Y no es algo que lo sabes dependiendo la cantidad de mensajes de textos que te manda. Es más profundo. Lo sabes o no. Los sentís, o no lo sentís. Uno sabe quien te quiere realmente y quien no. Uno siente si realmente no podía verte o no quería verte. Lo sabes.
Y es más, también funciona en el sentido opuesto. Que te mande mil mensajes no significa que te extrañe o que te quiera realmente. Hay veces que por más que te “demuestre mucho interés”, si en algún lugar sentís que realmente no te quiere, es que no te quiere. Y esa es la verdad, lo que vos sentís.

Y en el caso de que una persona te extrañe, y le creas porque sabes que realmente te quiere, si vos no lo sentís, es que no es para vos.

El tema es querer escuchar esa voz interior y afrontarla. Porque obviamente siempre queremos que la persona que nos gusta, o la que esta con nosotros, nos demuestre su amor. Pero muchas veces solo nos conformamos con eso y hacemos hincapié en que el amor está en las demostraciones superficiales. Pero el amor está en lo que realmente sentimos y siente el otro hacia nosotros. Es nuestra voz interior, que nos taladra el cerebro, la que tiene la verdad. Y esa voz, no manda mensajes de textos.
Por eso tenemos que basarnos más en lo que sentimos. Escuchar y hacerle caso a en nuestra voz interior. Esa es la verdad y nunca falla.



sábado, 3 de abril de 2010

Apolo y Dafne


En medio de una competencia de arco y flecha, Cupido sufrió las cargadas de Apolo por poseer un aspecto afeminado para un deporte de verdaderos hombres.
A Cupido no solo no le gustaron esas crueles palabras, sino que preparó una terrible venganza a su estilo.

Con su pequeño arco apuntó a Apolo y le clavo una flecha de oro. Las flechas de oro logran que la victima se enamore perdidamente de la primera mujer que vea.

Dafne era una hermosa ninfa, que al pasar por ahí, captó toda la atención y amor de Apolo. Pero Cupido no dejó que ambos se enamorasen y sean felices. Le apuntó a Dafne con una flecha de plomo, siendo las de plomo las que ocasionan rechazo al amor y a todo posible candidato.

Por lo tanto Dafne terminaría huyendo, casi de manera desesperada, de los brazos de Apolo que la perseguía por todos lados y sin descanso alguno.

En esta desesperación, la hermosa ninfa le pidió ayuda a su padre Peneo (Dios del río) y este la convirtió en un árbol de laurel para que Apolo no pudiera poseerla.

Cuando Apolo logró alcanzarla, Dafne ya se estaba transformando. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar y dijo:

"Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria".

(Aquí nace el uso de la corona de laureles como símbolo de triunfo.)

Finalmente Cupido se había vengado de las cargadas de Apolo, y este había descubierto lo que es un amor no correspondido.

Apolo y Dafne- Bernini

miércoles, 31 de marzo de 2010

Líder del amor y la paz

Hoy en día es muy común ver como bandas y solistas musicales se mezclan en cuestiones sociales y políticas para hacer campañas contra una guerra o juntar fondos para los damnificados en catástrofes naturales.
Pero fue un hombre el que se animó a bajarse del escenario y hacer que su ideología, y la de su generación, se escucharan en terrenos políticos, y no solo musicales.

John Lennon marcó el camino donde él el músico dejaría de ser visto como un simple animador, para ser visto como un representante de una generación.

La guerra de Vietnam se estaba librando en el sureste asiático, durante hacia ya varios años. Estados Unidos estaba gastando fortunas y vidas en una guerra, que cada vez, le costaba más involucrase con el pueblo americano. Estados unidos no solo estaba perdiendo una guerra contra la propaganda Comunista (guerra fría), sino que empezaba a perder una guerra de imagen con su propio pueblo. Nixon nunca logró que los estadounidenses sintieran que la guerra de Vietnam era su propia guerra.

A finales de los 60’s nace el movimiento hippie, donde uno de sus principales lemas era decirle no a la guerra de Vietnam. Y una de las claves era porque ellos eran los hijos de los que habían luchado en la segunda guerra mundial y en Corea. Eran la generación que habían visto morir a sus padres en una guerra o vuelto a casa con secuelas. Ellos crecieron con la injusticia y el sinsentido de la guerra. Y ahora les tocaba a ellos, y ellos iban a decir que no.

Pero claro, para el gobierno estadounidense no eran un problema ya que, hasta ese entonces, eran solo un grupo de adolescentes drogadictos, sin trabajo y que no lograrían mayores problemas y tendrían que ir a la guerra si o si por ley.

Por eso necesitaban un líder que los guiara, que tuviera el poder de afrontar un gobierno, que los medios de comunicación le dieran lugar, y que sobre todo, los jóvenes se sintieran identificado en él. Un líder, que fuera uno de ellos.

Antes de los años 50’s los adolescentes no tenían tanto lugar en la sociedad, ni una voz fuerte ante situaciones políticas que los afectaba. Estaban como dispersos en un mundo de adultos. Hasta que a principios de los 50’s surge el rock and roll. Y por primera vez los adolescentes se sentían identificados y unidos mediante la música. Una música que, por primera vez era solo para ellos. Por eso los primeros ídolos adolescentes fueron Elvis, Carl Perkins, Jerry lee lewis y demás.

A medida que los años fueron pasando, este movimiento de identificación juvenil, empieza tener más peso en la sociedad, más dinero y más ídolos de los cuales los adolescentes se sentían identificados. Y entrados los años 60’s, y con la guerra de Vietnam, algunos de estos ídolos musicales se irían trasformando en lideres políticos para ellos.

Lennon para ese entonces ya era un ídolo musical para millones de jóvenes en todo el mundo. Pero además, él era uno de ellos. Lennon fue abandonado por su padre en la segunda guerra mundial. También sabía lo que era crecer en una ciudad bombardeada, sin comida y sin ayuda. Esto lo había hecho un hombre luchador, duro y con mucha fuerza. Lennon conocía a la perfección la injusticia de la guerra. Él lo sabia, como lo sabían todos esos chicos que no querían ir a Vietnam.

Los jóvenes de los 60’s habían encontrado a su líder.



Lennon había logrado ser una de las caras de un movimiento que empezó a crecer de manera bestial. Al principio entre los jóvenes, pero luego se iría expandiendo hasta los adultos y sectores políticos. Seria la voz de un pueblo que quería paz. La voz de un pueblo que no se animaba a expresarse en contra de un gobierno conservador que los estaba llevando a una guerra sin sentido.

Para ese entonces Lennon ya era considerado casi un anti-americano para el gobierno de Nixon. John era el líder de la antipropaganda nacional. Además se juntaba con líderes de la izquierda y grupos afroamericanos, como los panteras negras, que luchaban por sus derechos en un país con ideología raciales. Esto le costaría el poder vivir tranquilo a Lennon y a su mujer Yoko. Empezaron a ser perseguidos políticamente e intentaron varias veces extraditarlos del país. A Lennon no le querían otorgar la green card y a Yoko la consideraron, más de una vez, una inmigrante ilegal. Sin contar los allanamientos a su casa en busca de drogas, prohibición de sus canciones y conciertos en ayuda a la causa. Pero Lennon nunca se rindió y esto lo hacia más líder para sus seguidores.

Por primera vez un gobierno americano tenía que luchar contra un enemigo interno que no luchaba con armas. Un enemigo que mediante la paz y el amor estaba cambiando la forma de pensar de su pueblo. Una manera de pensar que no se ajustaba a los intereses de imperio capitalista. Una manera de pensar que terminaría con una guerra sin tirar un tiro. Una manera de pensar que el gobierno americano no conocía.

Lennon promulgaba la unión de los pueblos por la paz. Una unión sin banderas, sin religiones y sin niveles socioeconómicos que los diferencien. Una unión que solo tenga en común el bienestar de todos. Porque para lograr la paz mundial, primero debemos reconocernos como iguales. Y este concepto no lo podía entender ningún gobierno que pensara que su pueblo era mejor que otro.
Lennon lideraba marchas sin protección alguna. Nunca portaba un arma o era escoltado por guardaespaldas armados. Él se movía solo a todos lados por más que los rumores de querer asesinarlo eran cada vez más fuertes. Él lo sabía pero no iba a ser como ellos. Esa era su mejor arma.

Una de las acciones más características de Lennon y su campaña, fue la de empapelar la ciudad de Nueva York con un póster que decía “¡LA GUERRA TERMINO¡… si tú quieres”.
La genialidad de ese póster en medio de una guerra fue realmente revolucionaria. Tenemos que imaginarnos a un ciudadano americano que salía de su casa al trabajo y derepente se quedaba inmóvil al leer que esa sangrienta guerra sin sentido había terminado. La noticia le causaría un gran shock, hasta que al seguir leyendo leería…“si tú quieres”. Esto le haría entender que si quiere él puede terminar esta guerra. Y no es una locura. Porque si el pueblo se une y hace escuchar su voz, la guerra termina.


Porque el que gobierna un país es su pueblo. Pero todo depende si tú quieres…



martes, 30 de marzo de 2010

Top 20 frases (segunda entrega)

Anteriormente tuvimos la primera entrega de Top 20. Ahora se viene la segunda.


1-No quiero alguien de quien me pueda enamorar. Quiero alguien de quien no me pueda desenamorar.

2-Los hombres son cerdos repugnantes que solo buscan sexo y al mismo tiempo son el príncipe azul. Todo depende de lo que elijan ser con cada mujer en particular.

3-Nuestro corazón no es de quien se lo merece, sino de quien le pertenece.

4-El amor es la persona que logra sacar al verdadero vos de vos mismo.

5-Recién lograremos estar predispuestos a enamorarnos, cuando no tengamos más preferencias para enamorarnos.

6-La edad te puede llegar a dar experiencia y madurez en la vida, pero no en el amor. Porque siempre que te volvés a enamorar, volvés a ser un niño.

7-Soy una naranja entera que busca una naranja entera. Porque las naranjas enteras son las únicas que pueden rodar juntas y juntas construir una frutera.

8-En el amor ningún error puede cometer el que elije ser uno mismo.

9-El amor no descansa en la persona que “te trata bien”, sino en la que te hace bien.

10-Lo único que sabemos del amor es que se va de la misma manera que llega: Rápido y sin avisar. Nos enteramos que está por venir cuando ya nos alcanzó y nos enteramos que se está alejando cuando ya se fue.

11-Lo peor que le puede pasar a una historia de amor, no es que termine, sino que no se haya vivido nunca.

12-Es peligrosísimo creer que es normal que el enamoramiento dure solo unos meses en toda relación.

13-Nos podemos enamoramos de la persona que todavía no conocemos, pero solo nos podemos desenamorar de la que ya conocemos. Por eso la única manera de poder desenamorarte de alguien es saliendo con esa persona.

14-El enamorado tiene cierta inmunidad diplomática ante situaciones ridículas.

15-Nada pesa más, en el final de una relación, que la mochila del dejado.

16-El amor logra que dos extraños, diferentes y complicados sientan que se conocen de toda la vida.

17-Quiero un amor que no me deje otra opción.

18-El amor es la persona que al encontrarla, te encontrás a vos mismo.

19-El amor es la única pasión que se toma el derecho de admisión.

20-Si queremos confirmar la conexión con alguien, no tenemos que contar la cantidad de temas que podemos hablar, sino la cantidad de silencios que podemos compartir.

martes, 23 de marzo de 2010

Compartir el silencio

No hay nada más difícil y exclusivo que compartir un silencio.

¿Con quién podes estar sin hablar y poder pasarla genial?

¿Con quién podes comer o viajar, sin tener la necesidad de decir absolutamente nada y saber que están juntos compartiendo el momento?

Son interesante esas situaciones en las cuales no necesitamos hablar para comentar lo bien que la estamos pasando, o lo cómodo que nos hace sentir el otro.

Además el silencio es el detonador de lo que esta realmente pasando entre dos personas. Si están bien, en el silencio se vivirá paz, calma y armonía. Pero si están mal, se vivirá tensión y angustia. Por eso hay mucha gente que no soporta los silencios por temor a que se revele la verdad.

Poder compartir silencios es un signo de que con esa persona hay un vínculo especial, más allá de todo tipo de relación establecida. Hay algo más, una conexión. Una complicidad.

Y es esta complicidad del silencio la que logra que los enamorados puedan pasar al siguiente nivel y transformar el dialogo de superfluas palabras en un dialogo de miradas, besos y gestos. Un dialogo en el cual no hace falta decir nada, porque con una mirada ya se dijo todo. Y ese dialogo no permite mentir.
Porque son las palabras las que nos permiten mentir, y no los silencios. Siempre es más fácil hablar, y aparentar, que arriesgarnos a que el silencio lo revele todo solo.

Por eso es clave poder llegar a ese punto de complicidad con tu pareja. Y quizás ahí se esconda un significado del amor…encontrar a tu cómplice.

Por eso si queremos confirmar la conexión con alguien, no tenemos que contar la cantidad de temas que podemos hablar, sino la cantidad de silencios que podemos compartir.


Foto: Junku Nishimura

martes, 16 de marzo de 2010

¿Por qué el amor no es reciproco como las demás pasiones?

El amor es el ingrediente esencial para que algo nos apasione.

Ya sea pasión por el cine, el baile, el fútbol, la mayonesa, el chocolate o los cometas, es el amor el que genera ese vínculo pasional. Sentimos amor hacia eso, y eso nos hace feliz. Y para poder disfrutar de esas pasiones solo tenemos que practicarlas.

Por ejemplo, mi gran pasión es la música y mi banda preferida son los Beatles. Lo único que tengo que hacer es poner un CD y escucharlos. Listo, en solo segundos estoy disfrutando de mi pasión.
O si siento pasión por el mar, solo tengo que sentarme en la playa y admirar sus colores, aromas y sonidos sabios. Y listo, en solo segundos estoy disfrutando de mi pasión.

No necesitamos pedirles permiso a nuestras pasiones para que podamos disfrutar de ellas. Solo las disfrutamos. Casi como si fuera una relación reciproca. Casi como si ellos nos aceptaran a nosotros de igual manera.

Pero cuando lo que nos apasiona es una persona, ahí se genera un vínculo diferente, un vínculo con sus propias leyes.

En este caso sí tenemos que pedir “permiso” porque es una persona, no un arte, una comida o un lugar. Es una persona que puede opinar y decidir. Y eso no lo podemos entender.

Se imaginan a Paul McCartney llamándome y diciendo:

Luis lamento decirte que no quiero que escuches más a los Beatles. No se que pasó, estaba todo bien, pero algo cambió entre nosotros. Sé que es difícil. No sos vos, soy yo. Perdón”


Y como por arte de magia desaparecen todos mis discos y nunca más podré volver a escucharlos.

O que el mar me mande un sms diciendo:

“No congeniamos, somos diferentes. Te pido por favor que no pises más mis playas, por el bien de los dos”

No, eso nunca pasaría. Nuestras pasiones no nos harían eso. Uno elige una pasión y la disfruta. Punto. Es así de simple.

Por eso cuando la pasión se vuelca en una persona nos cuesta tanto comprender que quizás podemos no ser la mejor opción para ella.

El amor es la única pasión que se toma el derecho de admisión.


viernes, 5 de marzo de 2010

Príncipe azul

Es interesante que se utilice el termino “príncipe azul” para hacer referencia al hombre ideal, o al verdadero amor, dentro del mundo femenino. Pero ¿Por qué príncipe y no otra cosa? ¿Dónde nace ese concepto?

Eso me dejó pensando…

Que el término sea príncipe, me remonta a la época en donde existían los príncipes, o sea la edad media. Por eso nos tenemos que remontar a esos años para saber donde nace este concepto.
En la edad media la gente vivía dentro de un sistema feudal, y su sociedad se dividía en tres grandes grupos: La nobleza, el clero y el pueblo.

Los únicos que tenía poder, dinero y una “buena vida” eran los dos primeros grupos. Aunque también eran los menos. En la mayoría de los casos solo el 3% de toda la población. Los demás (o sea el 97% de la población) era el pueblo, la mayoría campesinos pobres.

Las tierras que trabajaban los campesinos no eran de ellos, eran todas del rey. Y tenían que pagar un impuesto para poder trabajarlas, tener cierta libertad y protección.
En esa época si nacías campesino pobre, morías campesino pobre. Lograr un mejor nivel de vida era casi imposible. Casi, porque existía una sola manera…

Para llegar a pertenecer a la aristocracia tenías dos caminos: Poseer tierras o poseer sangre azul.

Si nacías en una familia noble con tierras, heredabas las tierras y no había ningún problema. Pero si nacías en una familia de campesinos pobres sin tierra, la única manera de llegar a la “buena vida” era casándote con alguien de la nobleza y poseer la sangre azul.

Este era el gran sueño de toda joven campesina pobre. Y, obviamente, de toda su familia.

Aquí nace para mí, el concepto de “mi príncipe azul”.


Obviamente el concepto fue cambiando y todos sabemos que hoy está más relacionado con encontrar al amor verdadero y no tanto con “salvarse” en una época feudal.
Hoy cualquiera puede progresar en su vida, haya nacido donde haya nacido, gracias al trabajo y al estudio. Pertenezcas a la religión, etnia o sexo que pertenezcas.
Por eso el concepto de “príncipe azul” quedó relacionado con encontrar al amor verdadero, más que con heredar un apellido, una pila de dinero o tierras.

Sin embargo algo de esa idea queda, porque la mayoría de historias clásicas de amor son de príncipes y niñas pobres. Nada de un príncipe y otra princesa. O en el clásico de las telenovelas, donde el hombre rico y buen mozo, se termina enamorando de la mujer simple, humilde y pobre. O la familia tratando de que la hija bonita se case con el millonario para que se salven todos, auque ella prefiera al pobre.
Este concepto de amor y recursos sigue en pie. Y aquí nace otro punto muy interesante.
Que el hombre tenga recursos, o sea capaz de generarlos, seduce notablemente a la mujer. Obviamente las mujeres se enamoran de su persona y su inteligencia. Pero la idea de que tenga, o pueda generar recursos, es un gran arma de seducción para ellas.
Por eso es el “príncipe azul” y no el “verdulero azul”.


Esto de príncipes, caballeros o galanes son personajes que se fueron creando para el mundo del amor. Quizás para vender libros, películas de Disney o telenovelas mexicanas.
Quizás poco o nada tengan que ver con el amor verdadero que a cada uno vive en sus vidas. Pero la idea de este posta es saber donde nacen y a que se refieren.


Igual, cuando nos enamoramos ¿Quién dice que no nos ganamos la lotería igual?



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